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La altoaragonesa Noelia López Aso, distinguida con el Premio Cadis a una trayectoria ejemplar, relata su experiencia.

Noelia Lopez Aso

'Mi lema es: si yo quiero, puedo'
Noelia López Aso tiene una parálisis cerebral desde su nacimiento, pero esto no le ha impedido desarrollarse como cualquier otra persona, ha estudiado Derecho y ha cursado un master en la Fundación ONCE. En diciembre, ha recibido de manos del presidente del Gobierno aragonés, Marcelino Iglesias, el Premio Cadis a una trayectoria ejemplar. Noelia López, oscense y concretamente del pueblo de Latre, en la Comarca del Alto Gállego, desarrolla su actividad profesional en la Fundación ONCE en Madrid.

BARBASTRO.-

A Noelia López Aso le ha costado mucho llegar hasta su actual responsabilidad, ya que tal y como dice ella “existen numerosas barreras para la gente con discapacidad”. Pero pese a todo Noelia se siente feliz y contenta por el premio que le han otorgado y sigue luchando por la integración social de las personas, como ella, que tienen una discapacidad.

PREGUNTA.- ¿Qué ha significado este premio para ti?

RESPUESTA.- Ha sido un gran honor, porque he recibido un premio en mi tierra. El premio tiene muchas connotaciones. En primer lugar recibir un premio de la gente a la que yo conozco a la que yo siento y con la que estoy muy identificada, y por otro lado reconocer una trayectoria profesional, en la que yo soy una parte, pero que igual que yo hay mucha gente que dándole las oportunidades pertinentes pueden tener la capacidad de desenvolverse. Estar en Madrid y que te den un premio en Huesca es un reconocimiento con el que yo me siento totalmente agradecida, pero me abruma el peso que supone defender mi parcela, mi tierra en un ámbito estatal.

P.- En un principio tus apoyos más próximos fueron de la asociación ASPACE de Huesca, ¿qué es lo que te has llevado de tu paso por allí?

R.- Tiene muchas connotaciones. En primer lugar de cariño, en segundo de aprecio y en tercer lugar una connotación reivindicativa. Cuando yo hablo de cariño hablo de un aspecto en el cual aprendí que aceptar la diversidad de las personas nos dignifica. Tenemos que luchar por tener, seas la persona que seas, independientemente de la discapacidad que tengas, el derecho universal a una atención, a una dignidad, a un derecho humano en el cual la persona tenga la capacidad plena para integrarse en la sociedad. En un segundo paso, después de conocer gente con parálisis cerebral, con problemas, con diferentes demandas de las mías, e incluso con peores, a mi me ha enseñado a que desde la normalización y la capacidad de integrarte como un ser ciudadano, como una persona plena de derechos ASPACE era un lugar idóneo para luchar, para reivindicar unos derechos para cualquier colectivo que tuviéramos una exclusión social.

ASPACE fue el pilar, el arranque para que yo viera que tenía que integrarme en un centro de educación básica, en un instituto en una universidad, para aprender tanto desde fuera como desde dentro la defensa de nuestros derechos y sobre todo intentar derribar barreras y estereotipos que vienen de una sociedad que clasifica a las personas por el rol o la discapacidad que tiene no respetando los derechos humanos y civiles.

P.- ¿Qué barreras encontraste cuando fuiste a Zaragoza a estudiar Derecho?

R.- Tuve muchos hándicap, hoy en día gracias a la labor de normalización que tienen diferentes instituciones es más fácil. Cuando yo hice derecho no había un transporte adaptado para ir a clase. Mi familia me llevaba un día a la Universidad a Zaragoza, y hay que tener en cuenta que hoy en día el primer paso para la normalización e integración de un persona es la formación. Ahora hay más ayudas, voluntariado por parte de la universidad y por las instituciones. En aquella época no había un presupuesto económico, pero gracias a eso yo si que puedo decir que la labor de mi familia fue clave para que yo pudiera realizar cualquier actividad normalizada.

P.- ¿Que es lo que te mueve a realizar el master?

R.- La posibilidad de realizar un master de empresa en la Fundación ONCE fue uno de los retos personales más importantes. Por un lado fue desarrollar mi capacidad profesional ampliándolo con un master y ampliando así mi conocimiento, y por otro lado un reto personal de poder demostrarme a mi misma y a mi entorno que yo era capaz de asumir las riendas de mi vida, de asumir mis errores y mi aciertos y poder llevar a cabo los actos esenciales y poder desarrollarme como un ciudadano, tanto en el ámbito personal como profesional.

P.- Terminas el master, comienzas a trabajar. ¿Cómo llegas a la Fundación ONCE?

R.- Para mi fue un reto muy importante. Yo pasé anteriormente por una empresa de desarrollo de recursos humanos. Para mí, la posibilidad de trabajar en un ámbito que se conjugue la parte empresarial y social es un aspecto clave. Cualquier actividad que se pueda desarrollar para la defensa de los derechos de cualquier persona es un puesto precioso, y máximo cuando se trata de defender los derechos de las personas con discapacidad para conseguir un empleo. Gracias a la fundación ONCE cualquier persona con discapacidad tiene posibilidad de acceder a un empleo digno, que es la clave para la normalización en cualquier ámbito de la vida.

DOLOR AL DEJAR HUESCA

Noelia comenta que siente a Huesca en el corazón, y por eso por lo menos una vez al mes viene para reunirse con su familia y sus amigos. Cuando está en Madrid y escucha la Jota de San Lorenzo o a la Ronda de Boltaña comenta que se le “salta la lágrima”. A Noelia le costó mucho trabajo dejar Huesca, pero “las personas como yo debemos romper las barreras y demostrar que podemos como cualquier otra”, afirma.

P.- Durante toda tu vida, ¿cuáles son las barreras que has tenido que salvar?

R.- Cualquier persona con discapacidad tiene el problema de las barreras, de barreras arquitectónicas y de comunicación. Yo creo que hoy en día tenemos que dar un paso mas allá, no tanto con las barreras arquitectónicas, si que es cierto que tenemos un bordillo o una rampa en un autobús, pero la principal barrera es la de la comunicación y máxime en la parálisis cerebral. La sociedad está muy desinformada, y sobre todo en la parálisis cerebral porque la gente cree que es una discapacidad psíquica que afecta a la dignidad de la persona y al desarrollo individual. La parálisis cerebral tiene muchos ámbitos y campos. Es una discapacidad que viene desde la infancia, por lo tanto es fácil de asumir diferentes roles. Pero la principal barrera que tenemos que salvar es la comunicación, y sobre todo, la barrera mental de que somos personas con los mismos derechos y deberes que todos los ciudadanos.

P.- Y ya personalmente ¿qué barreras has tenido que salvar para llegar a donde estás?

R.-Desde niña he tenido que demostrar que era capaz de ser como cualquier persona. Mi gran barrera ha sido demostrar continuamente, tanto en mi entorno como en la sociedad, que yo soy capaz de desempeñar cualquier actividad, y mi lema es si yo quiero puedo. De esta forma puedes conseguir cualquier situación en la vida, lo cual también te da una perspectiva de sensibilidad a la hora de que cuando eres adulto puedes abarcar las situaciones de una manera mayor. Y desde el conocimiento profundo de la discapacidad y teniendo la posibilidad de que la administración promueva cualquier obstáculo que tiene que promover para que seamos ciudadanos, hay que luchar para ser ciudadanos de primera y dejar de tener un déficit de ciudadanía.