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Evolución positiva en el empleo, pero con incremento de la brecha entre personas con y sin discapacidad

foto de una persona con discapacidad en su puesto de trabajo

Según la primera valoración del  Observatorio sobre discapacidad y mercado de trabajo de la Fundación ONCE  de la operación estadística “El empleo de las personas con discapacidad” que el INE acaba de actualizar con datos 2017

 
Según la operación “El empleo de las personas con discapacidad” referida al año 2017, publicada ayer por el INE, un total de 1.860.600 personas con discapacidad están en edad laboral, lo que supone el 6,2% de la población total de 16 a 64 años.
 
Respecto a la relación con el empleo, los datos indican que el número de personas con discapacidad activas es de 651.700, situándose la tasa de actividad en el 35%, con una diferencia con la población general de 42,7 puntos. La evolución de esta tasa en los últimos cuatro años ha sido negativa con la disminución de tres puntos porcentuales.
 
En cuanto  el empleo, la tasa se situó en 2017 en el 25,9%, lo que significa que 481.000 personas con discapacidad están ocupadas. La diferencia en la tasa de empleo con la población sin discapacidad es de 38,5 puntos. 
La evolución de la tasa de empleo en los últimos cuatro años ha sido positiva incrementándose 3,3 puntos desde 2014, pasando del 22,6% en 2014 al actual 25,9% en 2017. Esta mejora sin embargo no ha seguido la misma tendencia que el incremento de la tasa de empleo en la población sin discapacidad; centrándonos por ejemplo en la evolución del último año (2017 frente a 2016) se observa que la tasa de empleo en las personas con discapacidad se ha incrementado la mitad que la de la población sin discapacidad. Esta dispar evolución hace que la brecha en términos de empleo entre personas con discapacidad y personas sin discapacidad se haya incrementado.
 
Según firma Sabina Lobato, directora  directora de Formación, Empleo, Proyectos y Convenios de Fundación ONCE “El análisis a primera vista muestra una evolución positiva de la tasa de empleo sin duda, pero analizando esta realidad con perspectiva, mientras el compromiso de las empresas con la contratación de personas con discapacidad no experimente un salto cualitativo y cuantitativo de mayor calado, la brecha seguirá siendo demasiado grande como para estar satisfechos. Sólo el 1,43% de los contratos que se formalizaron en España en 2017 fueron para personas con discapacidad, y si no tenemos en cuenta los que realizan empresas sociales cuyo fin es la generación de empleo para nuestro colectivo, dicho porcentaje es únicamente del 1%, cuando las personas con discapacidad representan en 6,2% del talento laboral. Es crítico además que las personas con discapacidad no queden al margen de las oportunidades laborales que en los próximos años van a generarse en el ámbito de profesiones vinculadas a la transformación digital y en este sentido la Fundación ONCE está comprometida con el desarrollo programas formativos específicos en este ámbito que respondan a las demandas de las empresas.”  
 
Teniendo en cuenta la perspectiva de género, la tasa de empleo para mujeres con discapacidad es del 25,6%, 32,6 puntos por debajo de la de las mujeres sin discapacidad y 0,4 puntos por debajo de la de los hombres con discapacidad. 
 
En cuanto al paro, hay 170.700 personas con discapacidad desempleadas (unos 15.000 menos que en 2016), con una tasa de paro de las personas con discapacidad del 26,2%. La brecha con la población general es de 9,1 puntos, aunque evolutivamente se ha mejorado en 6,5 puntos respecto a 2014, pasando del 32,7% al 26,2%.  Atendiendo al género, la tasa de paro es superior en el caso de las mujeres, situándose en el 26,7%.
Los jóvenes con discapacidad son sin duda el segmento de mayores dificultades, aumenta su tasa de paro y disminuye su tasa de actividad y empleo.
 
La edad continúa siendo una variable relevante en el acceso al empleo. Inicialmente, la tasa de actividad de los más jóvenes con discapacidad (16 – 24 años) se sitúa en el 25,4%, 4,9 puntos inferior a la del segmento de mayor edad (45 – 64 años) y su tasa de empleo es la más baja de con tan solo un 11,1%. Al contrario, sucede con la tasa de paro que supera a la de los demás grupos de edad, fijándose en el 56,2%, habiéndose reducido 11,1 puntos porcentuales en los últimos cuatro años, reducción que no ha sido equivalente a la de los jóvenes sin discapacidad que han reducido su tasa de paro en 15 puntos porcentuales en los últimos cuatro años. De nuevo vemos que la brecha se incrementa.
 
 Para Lobato “La situación laboral de los jóvenes con discapacidad exige una actuación urgente y muy específica, involucrando a todos los actores, con un papel destacado que deben asumir las empresas; de nada sirve que desde organizaciones sociales como la Fundación ONCE e Inserta, en colaboración con las entidades de la discapacidad, se lleven a cabo importantes programas para capacitar profesionalmente e incrementar la empleabilidad de nuestros jóvenes, en nuestro caso con el importantísimo apoyo del Fondo Social Europeo, si después no encontramos empresas que quieran darles en muchos casos su primera oportunidad laboral”. 
 
El grado y tipo de discapacidad determinan de manera significativa la participación en el empleo. Así, los menores porcentajes favorecen una actitud hacia el empleo más activa. Las tasas de actividad por grado de discapacidad muestran que en las personas con menores grados de discapacidad  (entre el 33% y el 44%) la tasa de actividad es casi del 58%, mientras que en las personas con grados de discapacidad superiores al 75% dicha tasa es sólo del 18%.
 
Respecto al tipo de discapacidad, las cifras publicadas por el INE para 2017 muestran una evolución positiva en cuanto a las tasas de empleo de los colectivos con una participación en el mercado laboral tradicionalmente más baja, de manera que por ejemplo en el último año la tasa de empleo de las personas del colectivo de salud mental ha experimentado un incremento en su tasa de empleo, del 14,3% al 18%. En todo caso tanto el grupo de personas con discapacidad intelectual y del colectivo de salud mental siguen en tasas de empleo por debajo del 20%.
 
Centrándonos en los ocupados, el perfil tipo nos muestra que en su gran mayoría se trata de trabajadores asalariados (el 89,1%), en el sector servicios (el 82,7%), con jornada completa (el 81,8%) y con contrato indefinido (el 74,4%), aunque lo cierto es que desde 2014 el porcentaje de indefinidos ha descendido en 2,5 puntos y el número de ocupados con jornada completa 2,9. 
 
En 2017, el 27,3% de los ocupados con discapacidad que cotizaron a la seguridad social, tenía algún tipo de bonificación o reducción en las cotizaciones. Un 27,2% de los asalariados tenía un contrato específico de discapacidad, 1,5 puntos menos que en el ejercicio anterior.
 
Las prestaciones sociales públicas, dieron cobertura a 1.247.500 personas con discapacidad (67 de cada 100). De ellas, un 81,5% recibió dicha prestación debido a una incapacidad laboral. Por su parte, un 2,2% recibieron prestaciones exclusivamente en términos no contributivos, es decir, sin haber cotizado previamente por ellas.
 
Por último, la operación del INE publicada ayer nos muestra que 263.500 personas con discapacidad en edad laboral, tenían reconocida la situación de dependencia (el 14,2% de las personas con discapacidad en edad laboral).
 
 Por último Lobato afirma que “Uno de los principales retos que tenemos organizaciones como la Fundación ONCE es avanzar en el empleo de los colectivos con mayores necesidades de apoyo en el acceso al empleo; personas con grandes discapacidades por ejemplo en los que la innovación en la accesibilidad de los entornos laborales ha de ser un eje prioritario de actuación para nosotros, pero también para las empresas que se comprometen con formar equipos más diversos”.